lunes, 29 de febrero de 2016
domingo, 28 de febrero de 2016
Megalodon vs Prehistoric Sharks (MR) video
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Dinosaurs roamed the earth but massive, prehistoric sharks owned the seas! Enjoy this graphic novel's unique blast from the past as the ancestors of today's shark are brought to life again. See what t... (more)
On Sale: February 27, 2013
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Leonardo di Caprio fue mordido por un gran tiburon blanco
8 enero 2014
El protagonista de “El lobo de Wall Street” acudía como invitado el programa de Ellen DeGeneres ayer y en la conversación, comentaba que casi había sido devorado por un gigantesco tiburón blanco en 2006. Una experiencia que le marcó y durante la que temió por su vida.
“Yo tenía un miedo enorme a los tiburones, y cuando rodaba “Diamante de sangre” en 2006, me quedé atrapado en una jaula con uno blanco, que era increíble”, explicaba. “Era un gigantesco tiburón blanco… En realidad, me dijeron que, en 30 años, esto nunca había sucedido, pero una especie de atún se quedó atascado en la parte superior de la jaula y el tiburón blanco saltó y trató de morderlo y eso hizo que entrara en la jaula conmigo”, añadía.
“La mitad de su cuerpo estaba dentro y la otra fuera y yo me pegué a la parte inferior, aún así me mordió un par de veces, pero sobreviví”, relataba el actor, enfatizando que el tema había sido bastante serio. En esos momentos, DiCaprio formaba parte como invitado de una expedición de buceo organizada por una asociación dedicada a la protección de los animales y del medio ambiente.
Leonardo DiCaprio admitía que la experiencia le aterrorizó, sin embargo alababa a la gente que trabaja para ayudar a los tiburones. “No quiero hacer eso nunca más, aunque no quiero desacreditar su labor porque están haciendo una gran tarea. Pero es absolutamente aterrador”, aseguraba el actor, de 39 años.
Nombre Tiburón: Riley Especie: Carcharodon carcharias
Riley
Nombre Tiburón: Riley
Especie: Carcharodon carcharias
Sexo: Hombre
Etapa de la Vida: Immature
Longitud: 10 pies 3 pulgadas
Peso: 664 libras.
Fecha Tag: 23 de marzo 2012
Ubicación Tag: Mossel Bay
SITUACION HABITUAL SUDAFRICA
Especie: Carcharodon carcharias
Sexo: Hombre
Etapa de la Vida: Immature
Longitud: 10 pies 3 pulgadas
Peso: 664 libras.
Fecha Tag: 23 de marzo 2012
Ubicación Tag: Mossel Bay
imagen de como un gran blanco ataque a una foca con el correspondiente baño de sangre image as a great white attacking a seal with the corresponding bloodbath
De todas las especies de tiburón, el tiburón blanco (Carcharodon carcharias) es el que más llama la atención. En español, las denominaciones más comunes son tiburón blanco y gran tiburón blanco (esta última influida por el nombre oficial en inglés, Great White Shark). El nombre de “blanco” se debe a que en algunos ejemplares viejos, con el paso de los años, han ido aclarando el tono negruzco de su dorso hasta un gris claro, y junto al blanquecino del vientre, les dan el aspecto de ser blancos. Y como peces que son, siguen creciendo a lo largo de su vida y cuanto más viejos más grandes, de ahí lo de “gran blanco”.
Los tiburones blancos no son las “máquinas de matar”, tal como nos muestra nuestra imaginación. Para poder capturar los grandes mamíferos que constituye la base de la dieta de los adultos, los tiburones blancos practican una característica emboscada: se sitúan a varios metros bajo la presa, que nada en la superficie o cerca de ella, usando el color oscuro de su dorso como camuflaje con el fondo y volviéndose así invisibles a sus víctimas. Cuando llega el momento de atacar, avanzan rápidamente hacia arriba con potentes movimientos de la cola y abren las mandíbulas. El impacto suele llegar en el vientre, donde el tiburón aferra fuertemente a la víctima: si ésta es pequeña, como un león marino, la mata en el acto y posteriormente la engulle entera. En algunas zonas del Pacífico, los tiburones blancos arremeten con tanta fuerza a las focas y leones marinos que se elevan un par de metros sobre el nivel del agua con su presa entre las mandíbulas, antes de volver a zambullirse.
sábado, 27 de febrero de 2016
2013 stadistics Fatal shark attacks in NZ: NEW ZELAND
There have been 44 recorded unprovoked attacks in New Zealand since 1852, 11 of those have been fatal. The last fatal attack was in 2009.
Fatal shark attacks in NZ:
- 1852 Wellington Harbour
- 1886 Napier
- 1896 Kumara
- 1907 Moeraki
- 1964 St Clair, Dunedin
- 1966 Oakura
- 1966 Manukau Harbour
- 1967 St Kilda, Dunedin
- 1967 Moeraki
- 1968 Aramoana Mole
- 1976 Te Kaha
- 2009 Whangamata*
- 2013 Muriwai Beach
* Unconfirmed whether kayaker Maurice Phillips had drowned before being attacked
Read more:
http://www.3news.co.nz/Fatal-shark-attack-at-Muriwai-Beach/tabid/817/articleID/288343/Default.aspx#ixzz2M5zBqWIC
estadisticas de los descensos de ataques de tiburon blanco desde 1990
En cualquier caso la tasa de ataques mortales (la proporción entre las muertes y el total de ataques no provocados) ha ido en descenso durante las once últimas décadas gracias a las medidas de prevención y deatención médica.
En 2012 dicha tasa se situó en el 8,8%, menos que la media de 12,5% en la década de 1990, pero ligeramente superior al 7,4% de la primera década de este siglo. Estados Unidos tiene una tasa de 1,9% frente a la media mundial del 22,2%.
Los ataques no provocados han tendido a aumentar en todo el mundo desde 1900, pero «no quiere decir necesariamente que los animales se estén volviendo más agresivos; es reflejo de que los humanos cada vez pasan más tiempo en el mar, debido a su interés por las actividades acuáticas, p. ej., incrementando las oportunidades de interacción entre ambas partes», explican desde la Universidad de Florida.
De hecho, la subida de las agresiones se produce mientras se va reduciendo la población de tiburones en muchas zonas del mundo, al tiempo que las variaciones de año a año también se ven muy afectadas por razones locales como la meteorología en una determinada zona, la situación económica y social, y las condiciones marinas.
Playing white shark are a few cases of pregnant females captured, it can be stated that this species prefers to breed in temperate waters, in spring or summer, and is ovoviviparous. Eggs, 4 to 10 or perhaps up to 14,
Playing white shark are a few cases of pregnant females captured, it can be stated that this species prefers to breed in temperate waters, in spring or summer, and is ovoviviparous. Eggs, 4 to 10 or perhaps up to 14,
Although there are hardly a few cases of pregnant females captured, it can be stated that this species prefers to breed in temperate waters, in spring or summer, and is ovoviviparous. The eggs, 4 to 10 or maybe even 14, remain in the uterus until they hatch: it is possible that in the white shark intrauterine cannibalism (the pups being weaker and eggs still open devoured by their stronger siblings ) in the same way it happens in other species lámnidos, but for now it is a fact that is fully tested. About three or four litters of 12 cm long and serrated teeth able to go outside during childbirth and immediately move away from their mother to avoid being devoured by it. Since then lead solitary lives, growing at a fast pace. They reach two meters in the first year of life, the males smaller than females before they become sexually mature when they reach the 3.8 m long (about four years), although according to Compagno ([1984] ) some individuals may grow unusually while still have just two feet. They are distinguished by extensions of fins serving pelvic organ couplers. Females may not be reproduced until reaching 4.5 and 5 m long and are believed to be fertile for a short period of time, which makes their reproduction rate is low.
Not much is known about intraspecific relationships that occur in this species, and with regard to mating is no exception. It may occur more often after several individuals share a great feast, such as a whale carcass. The half-life for these animals is not known exactly, but is likely to range between 15 and 30 years.
photos pictures map of white shark strikes back in New Zeland Muriwai Beach, north of Auckland
white shark strikes back in New Zeland Muriwai Beach, north of Auckland
He said he had never seen sharks in the area in the three years he'd been fishing in that spot.
"All I was thinking was I wanted to jump in the water and help but I didn't want to get attacked by a shark too."
Mr Mose said those who went out to retrieve the man's body fired about six shots at the shark.
Stef McCallum, 18, of Wellington, said they were first aware something was wrong when a man ran across to the surf club to get help.
A woman told us a man had just been killed by a shark, she said.
"She said there was a big pool of blood in the water."
McCallum said they saw a police officer go out in a surf boat and shoot the shark.
en EE.UU. hay tiburones blancos. Su captura está prohibida.
El Gobierno tampoco permite redes antitiburones, que diezman las poblaciones de escualos… y ballenas, delfines, tortugas, peces espada, atunes, incluso orcas. Ha reducido las (de por sí rarísimas) muertes por ataque de tiburón a mínimos históricos gracias a que informa y educa, emplea a miles de personas para velar por la seguridad, establece protocolos en caso de accidente, cronometra el tiempo de reacción de los servicios de emergencia, etc. Qué me dicen del caso chileno, otro territorio frecuentado por el tiburón blanco, donde el porcentaje de muertes es mucho mayor que en EE.UU. ¿Son más feroces los jaquetones australes? Mejor busquen la diferencia California/Chile en los socorristas, los médicos, las guardias, o su ausencia. Aunque algunos oportunistas farden como valedores de la ciudadanía, lo cierto es que operan con prácticas carroñeras. Una cosa es lamentar las muertes de personas, horribles, y hacer lo posible porque no vuelvan a suceder, y otra, bien distinta, burlarse de los ecologistas con el sambenito del animalismo chocheante y ordenar la deforestación, vaciado o fusilamiento de cuanto nos asusta. Quienes actúan así desacreditan la validez de los datos y aprovechan campanas para vender como benévola una gestión fraudulenta. Al gobernador Barnett le sobra con acunar titulares en armas y una opinión pública aterrorizada. ¿Zampado por un Carcharodon carcharias? No mames, güey. Es infinitamente más probable que mueras en tu coche, caminito del paseo marítimo, con la tabla de surf incrustada en el cráneo. Que te parta un rayo o te toque la lotería. O ahogarte. Van Sommeran, fundador y director de Pelagic Shark Research Foundation, paraSmithsonian: “La gente tiene que aceptar los términos que impone el medio al que acuden a disfrutar. Hay ríos con cocodrilos y bosques con serpientes venenosas, y hay tiburones en el agua. Tienes que ajustar tu comportamiento al lugar, no al contrario (…). Si removemos el estatus de protección de cualquier especie que vaya en contra nuestra nos quedaremos sin osos, leones y tigres muy pronto“.
Mal precedente, revocar leyes en vigor desde 15 años y abrir la escotilla a operadores privados, gustosos de sacar tajada de la caza del tiburón; trabajarán en contra de una hipotética rectificación. La decisión, alimentada por la desgraciada concatenación de unos sucesos azarosos, nutrida por las sagradas corrientes del dinero, complace a los que alardean de realistas. Sostener que los tiburones son una plaga es la quintaesencia del embuste televisado. La escabechina la defienden los del usted no lo cantaría si devorase a su hija. A su hija recién nacida, aterida, llorosa y sola, se relamen. Los duros. Lo del esto lo arreglo yo poniendo el huevamen sobre la mesa. Los del qué fácil lo suyo, no diría lo mismo si tuviera que nadar en una playa donde hay tiburones, cuando al menos servidor sí lo hace, pues el blanco habita la Costa Este de EE.UU., de Cape Cod o Nantucket a Florida; también el Mediterráneo, por cierto, especialmente el estrecho de Messina, el litoral de Malta, el Adriático y las costas de Túnez y Libia. O al menos era así antes de transformarse en vertedero. Matarlo es una decisión política, en el peor sentido, para un problema, el de la convivencia con el de una fauna salvaje acorralada, que exige prudencia. El ventilador propagandístico opera mediante códigos ajenos a la ciencia; el desdichado rodeo por Perth, suma de tragedias, contextualiza nuestro homenaje a Ron Taylor, fallecido mientras sus paisanos acusan de señoritos de agua dulce a los biólogos. Investido en 2003 con la Orden de Australia, el más alto honor civil del país, Taylor había nacido en marzo de 1934 y su trayectoria es la de un tipo inteligente. Comprendió a tiempo que es insostenible una naturaleza transformada en granja de infinitos recursos o coto de matarifes. Enganchó a millones al respeto por el medio marino. Suyas fueron las grandes campañas para salvar la Gran Barrera de Arrecife. Frente a los documentalistas mercenarios, encantados de posar como tarzanes, fue un hombre prudente, consagrado a pasar a limpio la belleza del mundo. Hijo de fotógrafo, contrajo matrimonio con Valerie en 1963. Un año antes había rodado su primer documental submarino. Imagino que estaría angustiado con los ataques de los últimos meses. Conocía bien la deriva milenarista, mesiánica, que podían seguir en manos de chamanes sin escrúpulos. Tampoco era un ingenuo. Durante la grabación de Blue water, white dead un tiburón oceánico le golpeó en la cabeza y a punto estuvo de ahogarse. En 1972 resbaló de la cubierta de un barco y cayó entre un grupo de tiburones blancos a los que acababan de cebar con medio caballo. Seamos serios. Una poderosa razón para engancharse a los tiburones es que, sí, pueden matarnos. Su hálito misterioso, las profundidades donde vive, lo irrestible de temer a una fiera a la que deseas bien aunque preferirías no encontrar hambrienta. Morir en la boca de un jaquetón o un tigre de Siberia, o en los anillos de una pitón reticulada, no parece el sueño de nadie. Pero necesitamos que existan para seguir soñando. Quién quiere reducir la naturaleza a un jardín de bonsáis. Si penetras sus dominios asume el riesgo, por lo demás mínimo, al menos en el caso del gran blanco. Un poco mayor si tu propósito es remontar a nado el río Mara mientras saludas a los cocodrilos. Rebelarse contra el tópico del tiburón demoníaco fue el mantra de Taylor. Había que protegerlo porque nos jugamos la supervivencia de los ecosistemas, la nuestra, por más que nos creamos, ingenuos, enajenados del planeta, independientes u omnímodos. Ante la cacería patrocinada en Australia tendríamos que cabrearnos si no queremos legar un mundo de mierda. Saqueado. En llamas. Expoliado hasta el chasis. Ni siquiera domesticado o sometido, sino esterilizado, donde el recuerdo de las grandes criaturas del mar, la tierra o el viento sea guano histórico, pasto de museos, epitafio. Los tiburones no son heraldos del mal sino criaturas fascinantes. Adornadas con los cinco sentidos habituales más la información que le proporcionan las ampollas de Lorenzini para detectar campos eléctricos y una línea lateral que les permite conocer los cambios de presión y movimientos en el entorno (como nuestro oído interno, pero a lo bestia). Los tiburones, el tiburón blanco, engendraron el mito de Jonás, al que los antiguos denominaban pez perro y cuyos dientes, encontrados en la arena, tomaban por lenguas de dragón. Cuentan que la primera narración de la historia de un ataque de tiburón es de Herotodo. El lobo feroz del cuento es más interesante que las habladurías. En Samoa lo adoran y en otras islas del Pacífico se le tenía por un animal benefactor al que mejor no enojar. Algunas especies no han sido descubiertas hasta mediados de los setenta y con más de 400 distintas encontrarán habitantes del mar abierto y la costa, gigantes y enanos, especialistas en vivir bajo los hielos boreales y dueños del arrecife, tranquilos comedores de plancton, viajeros perpetuos. Tampoco podemos asegurar la supervivencia del tiburón blanco con programas de cría en cautividad. El acuario de Monterrey ha sido el único capaz de exhibir ejemplares, siempre crías o, a lo sumo, preadolescentes, y siempre ha tenido que soltarlos a los pocos meses: acaban negándose a comer o se estrellan contra el vidrio del tanque una y otra vez o atacan a sus vecinos. Debemos defenderlo antes de que la autoridad competente y el odio a lo desconocido o incontrolable decrete su exterminio. Taylor recordabaque “los tiburones ignoran a la gente. No son nuestros amigos ni nuestros enemigos“. Quizá sea el hecho de que ni siquiera en caso de atacarnos los mueva otra motivación que la ciega supervivencia, ese pasotismo, o su reverso, la pura curiosidad, lo que irrita a algunos. Imposibilitados para articular un relato libre de antropocentrismo demenciado. Incapaces de asumir que ni creados a imagen de ningún ente barbudo ni plato de gusto del tiburón ni centro de nada excepto, tal vez, de un ego enfermo.
viernes, 26 de febrero de 2016
un tiburón blanco que vivió hace millones de años
Son dientes de un ejemplar blanco que habitaba en el Atlántico sur, pero que aparecieron en el actual Río Paraná
Hace seis millones de años, un temible tiburón blanco de afilados dientes aserrados, acechaba en los mares del Atlántico sur. Sin embargo, por razones que aún se tratan de establecer, restos de aquel ejemplar fueron hallados por un equipo de paleontólogos del Museo de nuestra ciudad, encabezados por el doctor Alberto Luis Cione, en una localidad cercana a lo que actualmente es el río Paraná, en la hoy provincia de Entre Ríos.
“Hay dos hipótesis sobre cómo este ejemplar hallado pudo haber llegado a la zona donde hoy está el río Paraná -explicó el doctor Cione, investigador del Museo de La Plata y del CONICET- una posibilidad es que haya pasado al océano Atlántico por el área actualmente ocupada por Panamá, porque Centroamérica y Sudamérica estaban separadas durante el Mioceno tardío y había una vía de paso entre ambos océanos para los animales marinos”.
“El itsmo se comenzó a completar hace unos tres millones de años -añadió el paleontólogo especializado en el estudio de los peces- permitiendo la migración de animales terrestres y el denominado gran intercambio biótico interamericano, al punto que el guanaco, por ejemplo, tan asociado simbólicamente a Sudamérica, tuvo su origen en el norte del continente”.
Y como hace seis millones de años el nivel del mar era más alto, fue posible que este gran tiburón nadara hasta donde hoy está el río Paraná, porque en esa época la llanura pampeana y parte de Entre Ríos estaban cubiertas en gran medida por aguas saladas.
“Sin embargo -añadió el doctor Cione- también es posible que el ancestro del actual Carcharodon carcharias haya cruzado al Atlántico por el estrecho de Drake, porque esos mares no eran tan fríos en esa época”.
Pero sea como sea que este tiburón llegara hasta la actual ciudad de Villa General San Martín, en el suroeste entrerriano, lo cierto es que este ejemplar hallado por los investigadores locales “es el tiburón con bordes aserrados en los dientes más antiguo que se haya encontrado en el Atlántico sur”, según destacó Cione, responsable de este hallazgo.
Se muestra la traducción de Great white sharks are the largest predatory fish on earth and grow to an average of 15 ft, or 4.6 metres in length and can weigh up to 5,000 pounds Traducir del Great white sharks are the largest predatory fish on earth and grow to an average of 15ft, or 4.6 metres in length and can weigh up to 5,000 pounds Los grandes tiburones blancos son los más grandes peces predadores en la tierra y crecen a un promedio de 15 pies o 4.6 metros de largo y puede pesar hasta 5.000 libras
Los grandes tiburones blancos son los más grandes peces predadores en la tierra y crecen a un promedio de 15 pies o 4.6 metros de largo y puede pesar hasta 5.000libras
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DIENTE DE TIBURÓN BLANCO AURICULATUS (5.1 CMS - 31)
dientes de tiburón de blanco auriculatusDatation: eocenelocalisation: longitud de Kazajistán de la diagonal: cmsLargeur 5.1: si tienes preguntas con fotos a continuación son los del diente para venta compra el diente en foto
agrupamiento estadístico del tiburon blanco
Entrevistado por la BBC el doctor Bob Hueter, empleado del Mote Marine Laboratory’s Center for Shark Reserch en Saratoga, Florida, comentaba que “cuando tienes múltiples ataques solo pueden deberse a uno o dos factores o a una combinación de ambos. Lo más obvio es que haya más tiburones en un lugar que la gente frecuenta por alguna razón. El otro factor —normalmente el más difícil de entender— es el concepto del agrupamiento estadístico. Que tengas dos sucesos que parecen relacionados en el tiempo y el espacio no significa que tengas una tendencia. Esto es lo que la prensa no suele comprender, pues en el momento que dos sucesos coinciden empiezan a hablar en las noticias vespertinas sobre un incremento de esto o de lo otro. Y no necesariamente tiene por qué ser el caso“. John G. West, encargado de la división australiana de Shark Attack File, explicaba: “Sabemos que los tiburones blancos nadan a lo largo de la Costa Oeste de Australia durante diversos periodos del año en busca de comida y posiblemente lugares para aparearse. Llevan haciéndolo millones de años. Su camino los pone en contacto con la costa y en algunos casos con gente en el agua. El mayor número de ataques en las dos últimas décadas coincide con las estadísticas internacionales de ataques de tiburón porque ha aumentado la cantidad de gente en el agua“. Christopher Neft, de la Universidad de Sidney declaraba: “Tenemos que reconocer que hay más personas en el mar, durante periodos más prolongados de tiempo, haciendo más cosas, más a menudo. Ahora mismo es invierno en Australia y todavía es la temporada de surf“.
Pusilánimes, las autoridades acabaron por ceder a la presión. El tamtan amarillista ganaba la partida, solemnizando lo que no es sino pura sinrazón (mueren muchas más personas al año por picadura de abeja que por mordiscos de un escualo). Quedaba abierta la veda. En efecto, el gobierno regional ha dado luz verde a un plan de dos millones de dólares para cazar cualquier tiburón que nade cerca de las playas y suponga un “riesgo evidente“. Da igual que el blanco sea una especie protegida en Australia desde 1996. O que se encuentre al borde de la extinción tras décadas de sobrepesca. Dice el gobernador del territorio, Colin Barnett, que “siempre pondremos la salud y seguridad de los bañistas por encima de las del tiburón. Se trata, después de todo, de un pez. Mantengamos la perspectiva“. Severo y contundente, Barnett. Vuelve de la cocina con el periódico en una mano y el emparedado en la otra, se atraganta con las columnas de opinión, consulta a sus asesores y, tras agarrarse al reposabrazos del butacón, para no caerse, da por finalizadas las mariconadas, los documentales, las tesis y tesinas, los experimentos, y carga el telerrifle. Solo un pez, dice. ¿Solo? ¿Sí? Queremos proteger a los grandes depredadores… Descontado el kilómetro sentimental. Siempre que husmeen, se arrastren u hociqueen lejos de casa. Mejor en países pobres. ¿Tiburones, jaguares, cocodrilos? Faltaría. Si no chingan al turismo. Si la prensa, ávida de carnaza, no malinterpreta unos sucesos azarosos y exige demostraciones testiculares. Dejen que los biólogos gesticulen y que la servidumbre prepare la cañonera. Puede que Barnett escriba un libro en el futuro. Como si Australia fuera Uttarakhand y él Jim Corbett.
jueves, 25 de febrero de 2016
white shark Fancy finding you here: The tooth of the great white, discovered near Scotland, add to the evidence that the shark sometimes visits our shores
Fancy finding you here: The tooth of the great white, discovered near Scotland, add to the evidence that the shark sometimes visits our shores
Evidence that great white sharks used to roam the waters off Britain has been found - thanks to a huge tooth found embedded in a crab pot.
Shark experts believe that the huge tooth found embedded in the rope of a crab pot off port of Gairloch in Western Scotland belonged to the Great White shark, the species popularised in the 1976 thriller Jaws.
Richard Peirce, chairman of the Shark Conservation Society, said the latest discovery was the first conclusive evidence so far that great whites once patrolled the seas around the British Isles.
The find was a made by two fishermen, who - recognising its possible significance - immediately sent images of the part fossilised tooth to the Cornwall-based society for verification.
Mr Peirce, who has examined more than a hundred claimed encounters with great whites in British waters, said: 'Of that number only eight remain credible.
'That doesn’t mean these were definite sightings of great white sharks, but that the evidence remains credible.
'Every report is investigated, every lead tracked down, and an interesting picture emerges because it becomes apparent that the credible sightings are in two distinct clusters: Cornwall and northern Scotland. And of those, the most convincing sightings have all been off Cornwall.
'However, this tooth is extremely interesting because it is the first and only such record.'
Natural habitat: A great white, swimming through a school of fish, Neptune Islands, South Australia
Mr Peirce explained that on July 18 he received an email from Scottish fisherman Jody McNeil who said he had pulled up his creels two days earlier and discovered a shark tooth embedded in the mesh of one of them.
Read more: http://www.dailymail.co.uk/sciencetech/article-2198112/Stay-away-water--Tooth-great-white-shark-discovered-coast-Scotland-gives-evidence-killer-creatures-like-visit-UK.html#ixzz2C9JJp2sf
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aleta de tiburon blanco como diferenciarla tiburón blanco tiene dos colores bien definidos, la parte superior , el gris y abajo
La forma de diferenciarlos de una forma no cruenta y que usan los biologos es muy sencilla; un tiburón blanco tiene dos colores bien definidos, la parte superior , el gris y abajo, blanco, y en las aberturas branquiales se juntan los dos colores que cambia siempre el dibujo de un tiburon a otro, por lo que esa parte la fotografían, le ponen un nombre al tiburón y pasa a la base de datos, y así si es fotografíado otra vez se recojen los datos de los cambios que ha vivido; tamaño, heridas, etc...Las fotos se hacen o dentro de la jaula o nadando con ellos (es peligroso, pero los ataques a humanos son raro) en el recuadro naranja, la parte que fotografían aqui, sería desde una jaula y sin jaula
La media anual de ataques mortales en Australia ha sido históricamente de 0,4. Ciento cuarenta y cuatro desde 1700 hasta 2011.
Uno al año en las últimas dos décadas. En 12 meses, uh, cinco. O la mitad de los que ha habido en el mundo durante el mismo periodo. Concentrados en el mismo territorio. En un radio de menos de mil kilómetros de la ciudad de Perth. Con buen juicio, las autoridades descartaron colocar redes, habituales por ejemplo en Nueva Gales del Sur. Había que intensificar las patrullas aéreas. Alquilar más helicópteros. Redoblar las guardias. Nadie, excepto la prensa, repetía la teoría del tiburón asesino. Reincidente. Psicópata o similar. Se especuló con el inusual tráfico de barcos cargados de ovejas que parten desde Nueva Zelanda. Algunas mueren y son arrojadas al agua. Esto atraería a los grandes tiburones. Idea atractiva pero, mmm. Diversos experimentos han demostrado que el tiburón blanco prefiere el sabor y la grasa de los mamíferos marinos, más abundantes desde que se promulgaron leyes de protección en los setenta. Sigue a las ballenas en sus habituales rutas migratorias. Bah. Siempre hay canallas dispuestos a solicitar la caza del/los supuesto/s devorador/es, aunque insisto en que excepto en casos muy puntuales el tiburón nunca se convierte en un devorador de hombres. Si lo hiciera, casi el 100% de los ataques terminarían con la persona en su estómago. Aparte, es complicado buscar al tiburón culpable, aunque sea por venganza. Transmisores vía satélite colocados a Nicole cerca de la isla Dyer, en la región sudafricana de Gansbaai, muestran que viajó hasta Australia en tres meses. Medio año después el zoólogo Michael Scholl confirmaba que Nicole estaba de vuelta en Sudáfrica. O sea, hoy ataco aquí; mañana nado a 100 kilómetros de distancia. Y la única forma de saber si es el animal que buscas es matándolo y rajándole el vientre. Otro detalle: decenas de millones de personas acuden cada año al oeste de Australia. Su número se ha multiplicado desde los noventa. Muchos intrépidos abandonan las playas habituales en busca de destinos agrestes, idílicos, solitarios. Donde no hay patrulleras, helicópteros, socorristas o médicos. Ah, la aventura.
miércoles, 24 de febrero de 2016
Discovery Great White Sharks
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The Great White shark is the most feared predator of the sea. It is, perhaps, the most feared predator on the planet. This graphic novel takes a deep, in-depth look at a Great White, detailing its lif... (more)
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Las victimas del tiburon blanco 2012
En el último año cinco personas han muerto a consecuencia del ataque de un tiburón en la costa occidental australiana. El 31 de marzo de 2012 el buzo de 33 años Peter Kurmann fue atacado cuando buceaba junto a su hermano. A 1,6 kilómetros de la orilla, en la playa de Stratham, situada a 230 kilómetros de la ciudad de Perth. Stratham es una playa que extravía la mirada, de cielos trajinados por las nubes y agua color plomo. El cadáver de Kurmann fue trasladado a la Port Geographe Marina en Busselton. Murió desangrado y su agresor fue un tiburón blanco. Cinco meses antes, el 22 de octubre de 2011, el estadounidense George Thomas Wainwright, 32 años, fue abatido por un tiburón blanco de aproximadamente tres metros. Waingwright nadaba a 500 metros de la isla Rottnest. Un islote verde y blanco rodeado de aguas color turquesa. Veinte kilómetros al norte de Perth. Sus compañeros observaron desde el barco una explosión de burbujas. Minutos después el cuerpo de Waingwright, severamente mutilado, salía a la superficie. Suma y sigue. El 10 de octubre de 2011Bryan Martin, empresario de 64 años, salió a tomar su baño diario en la playa de Cottesloe, Perth. La última vez que se le vio se encontraba a 300 metros de la orilla. Los equipos de salvamento hallaron sobre el lecho marino los restos de su bañador. Presentaban incisiones similares a las que causan los dientes de un tiburón blanco, con lo que Martin engrosó la rara lista de personas devoradas. No, muertas no; devoradas. En la misma playa, Cottesloe, el último ataque mortal había tenido lugar en 2001. Kenneth Crew, 49 años, fue atacado por un tiburón blanco de seis metros mientras nadaba en aguas de menos de un metro de profundidad. Durante más de cinco minutos unos cien bañistas contemplaron a Crew agitar los brazos mientras una enorme aleta patrullaba a su lado. El tiburón atacó, le arrancó una pierna y Crew falleció en minutos. También mordió a su amigo Dirk Avery, 52 años, que había acudido en su auxilio. Avery sobrevivió. Como detalle al margen, sepan que rara vez el jaquetón arremete contra una segunda presa. No lo necesita. La víctima morirá desangrada y solo necesita esperar. En el supuesto de que quiera comérsela. Siempre que no desaparezca tras comprobar que su hipercalórica foca era un mono con tendones, hueso lirondo. A las 13.00 horas de la tarde del 4 de septiembre de 2011 Kyle James Burden, de 21 años, hacía bodysurfing en la bahía Bunker, en Cape Naturaliste, a 260 kilómetros al sur de Perth, en compañía de decenas de bañistas. El tiburón pasó junto al hermano de Burden. El hombre peleó con su tabla a modo de parachoques, a puñetazos y patadas, hasta que fue arrastrado. Terminó cortado en dos. Algunos recordaron a una supuesta hembra, grande y vieja, que patrulla las aguas en busca de comida fácil. Los especialistas sonrieron melancólicos. El rogue shark es un mito. Lo más probable: el tiburón lo había confundido con una de las focas que frecuentan una colonia próxima. Como en el caso de Wainwright, Crew y Avery, abandonó tras el ataque inicial. Asunto distinto es que el mordisco exploratorio sea potencialmente devastador. O que el impacto de la colisión pueda equipararse al de un coche. Sigo… 2012. El 14 de julio Benjamin Charles Lidenpracticaba surf en una playa cercana a la isla de Wedge, 180 kilómetros al norte de Perth. Fue atacado por un tiburón blanco. Matt Holmes pilotaba una moto de agua en las inmediaciones. Acudió al rescate tras dejar en la orilla a un amigo, al que había remolcado. Visualicen una descomunal mancha de sangre. Liden en medio. Inerte. ¿Muerto? Sí. El tiburón observa a Holmes acercarse. Nada hacia él. Saca la cabeza del agua (el blanco es el único con ese peculiar comportamiento: lo hace para otear a sus presas, focas y demás, cuando duermen sobre las rocas). Empuja la moto e intenta que caiga al agua. Holmes gira y regresa para recuperar los restos del surfista. El tiburón se adelanta. Elige entre las piernas y el torso de Liden. Toma el segundo y desaparece.
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