miércoles, 23 de noviembre de 2016

Nuevo repelente electronico para antitiburones que los alejas mediantes impulsos electricos, ideal para los surfers

tiburon
El aparato (que se lleva alrededor del tobillo o incrustado en la tabla de surf) aleja al tiburón sin ocasionarle ningún daño. Sus impulsos eléctricos perturban los pequeños sensores del hocico con los que los tiburones detectan el débil campo eléctrico emitido por las presas vivas. Esta tecnología se ha usado con tiburones de puntas negras y de aleta negra, y con el gran tiburón blanco, el más peligroso. «De ese sí debemos protegernos», dice el biólogo George Burgess. Investigar en mar abierto con grandes depredadores plantea sus desafíos. Para empezar, dar con alguien que se preste a ser carne de ensayo.
Expertos sudafricanos activaron desde hoy en playas de Cape Town un nuevo repelente electrónico de tiburones, un experimento de alta tecnología para mantener a raya a los letales depredadores marinos.
Investigadores de la empresa naviera KwaZulu Sharks Board instalaron los cables del dispositivo para proteger a bañistas y en coincidencia con el inicio del verano meridional en este país, que cada año reporta varios de los peores ataques de escualos en el mundo.


El artilugio portátil, llamado Shark Pod, genera un campo electromagnético a partir de electrodos de apoyo y elevadores verticales fijados al fondo del mar que emiten una señal de baja frecuencia, la cual golpea las narices de los tiburones.



La tecnología está diseñada para proteger a nadadores, buzos y surfistas, sin dañar físicamente a los grandes peces, aclaró la firma patrocinadora ante el reclamo de grupos ecologistas.



Si tiene éxito el invento, la compañía espera que pueda ser utilizado en todo el mundo porque marcaría una innovación importante sobre las actuales redes cazatiburones criticadas como poco amigables hacia el medio ambiente.



Los expertos explicaron que el repelente electrónico estará a prueba durante cinco meses y no representa un riesgo para los seres humanos ya que si un bañista choca con los electrodos sólo sentirá una leve sensación de hormigueo.



En marzo último un turista austriaco que nadaba en una playa de Cape Town fue atacado por un gran tiburón blanco y devorado durante 15 minutos sin que los testigos de la tragedia o su esposa desde la arena pudieran hacer nada para salvar al anciano.



En 2012, otro escualo mordió a Liya Sibili, de 20 años, cuando la joven se bañaba en la costa de Port St Johns, Western Cape, y el agua solo le llegaba hasta el pecho. Luego de una búsqueda de tres días, solo apareció parte de su ropa.

Foto: Reinhard Dirscherl / Gtres

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