jueves, 27 de julio de 2017

tiburon blanco creencia mediatizada que le promociona como un depredador fiero y al acecho de los seres humanos



Contra la creencia mediatizada que le promociona como un depredador fiero y al acecho de los seres humanos que se adentran en sus dominios, el gran tiburón blanco (Carcharon cachardias) es en realidad una especie poco comprendida y cuyo manejo y conservación en México han sido complicados debido al desconocimiento sobre su origen, hábitat y modo de vida.
Desde estudiar su conectividad genética con otros tiburones hasta su dieta, presencia en aguas nacionales y sus zonas de crianza, los biólogos del CICESE han estudiado detenidamente esta especie con el fin de entender sus hábitos, costumbres e importancia biológica de esta región y así contribuir a un mejor manejo y conservación del tiburón blanco en las costas del Pacífico y del Golfo de California.
“El tiburón blanco es una de las especies más conocidas y mitificadas del mundo, pero se desconoce mucho sobre ella, y eso provoca que cualquier intento de manejo en términos de conservación o pesca pueda no ser suficiente si no logramos entender a este animal,” señaló Erick Oñate González, estudiante de doctorado en Ciencias del Mar en CICESE que ha dedicado gran parte de su trabajo a estudiar al tiburón blanco.
Coordinados por Óscar Sosa Nishizaki, investigador responsable del Laboratorio de Ecología Pesquera del CICESE, Oñate y un grupo de colaboradores han realizado varios estudios sobre el tiburón blanco a lo largo de la península de Baja California e Isla Guadalupe, para los cuales realizaron actividades de marcaje satelital y telemetría acústica para “seguir” satelitalmente a los tiburones, análisis genético para estudiar la conectividad entre las poblaciones de tiburones y muchas entrevistas para determinar capturas incidentales en el sector pesquero, lo cual ha dado nuevas pistas sobre el comportamiento de este depredador.
Los resultados preliminares de los estudios de conectividad genética realizados en el CICESE sugieren que hay una mayor probabilidad de que las crías y los juveniles de tiburón blanco que se encuentran a lo largo de las costas de Baja California estén más relacionados con la población de Isla Guadalupe que de la de las Islas Farallón, lo cual representaría que los tiburones blancos de Baja California son una población única y distinta a la de otras zonas geográficas.
El estudio se realiza como parte de la tesis de doctorado de Oñate González, pero el trabajo con los tiburones blancos ha sido un programa del Laboratorio de Ecología Pesquera en el cual han participado muchas personas como Oscar Sosa Nishizaki, César Guerrero, Omar Santana, Emiliano García, Sharon Herzka y Luis Malpica; con Axayácatl Rocha Olivares y Nancy C. Saavedra del Laboratorio de Ecología Molecular del CICESE, en colaboración con investigadores estadounidenses como Nicole Nasby Lucas, Michael Domeier, Chris Lowe y Kady Lyon.
Un punto fundamental de los descubrimientos del equipo del CICESE fue observar que los ejemplares más jóvenes del tiburón blanco se mueven alrededor de las costas de la península de Baja California, como lo sugieren registros de capturas incidentales de tiburones blancos recién nacidos en Bahía de Vizcaíno y la bahía del sur de California, cerca de Ventura.
Esto ha llevado a los investigadores a creer en la existencia de varias zonas de crianza de tiburones blancos en las costas de la península, pero sobre todo en Bahía Vizcaíno, lo cual ha abierto la puerta para una comprensión más profunda de la presencia del tiburón blanco.
“Una vez que tengamos información más precisa sobre los hábitos de vida del tiburón blanco, podremos aplicar programas de conservación y estrategias más enfocadas a preservar las áreas importantes para esta especie de tal forma que nuestros recursos limitados sean usados más eficientemente,” finalizó Oñate.

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