miércoles, 26 de julio de 2017

El aparente aumento de ataques mortales en las costas de Australia está llevando a las autoridades a plantearse la posibilidad de levantar la prohibición de su pesca


Tiburón blanco
Tiburón blanco |
bbc
El fatal ataque de un tiburón ocurrido en el oeste de Australia este fin de semana fue el quinto incidente en menos de un año.

La muerte del surfista Benjammin Linden, de 24 años, quien aparentemente fue mutilado por un gigantesco tiburón blanco, ha causado preocupación entre los funcionarios del gobierno, lo que ha renovado los llamados para que de una vez sea levantado el estatus de “animal protegido”.

Pero ¿realmente estos ataques no provocados están incrementándose en la región?, y si es así, ¿que hay detrás de esta tendencia?

El doctor Bob Heuter, director del Laboratorio Marino Mote para el Estudio de Tiburones en Sarasota, Florida, habla de ser cautos en vez de aventurarse a alguna conclusión.

“Cuando existen múltiples ataques, pueden ser dos cosas o la combinación de ambas. Lo más obvio es que por alguna razón hay más tiburones en los lugares que la gente frecuenta”, dice a la BBC.

Datos malinterpretados
Heuter señaló como ejemplo a Cabo Cod, una península situada en el extremo oriental del estado de Massachusetts, en el noreste de Estados Unidos, donde el gran tiburón blanco está llegando a las playas más a menudo gracias a los esfuerzos de conservación que también han favorecido a los leones marinos, presa favorita de los primeros.

“El otro factor -que es más difícil de entender- es el concepto de acumulación de estadísticas”, explicó.

“El hecho de tener dos eventos muy cerca en tiempo y espacio no quiere decir que exista una tendencia”.

“Esto es algo que los medios de comunicación muy a menudo no entienden, tan pronto se sabe de dos ataques ya están hablando sobre el incremento de esto o lo otro. Aunque no sea necesariamente el caso”.

La muerte de Linden el pasado sábado ha vuelto a encender el debate sobre la protección a los tiburones blancos, ya sea para pescarlos o sacrificarlos.

Después del último ataque fatal en marzo, el gobernador del estado de Australia Occidental, Colin Barnett, descartó un programa de eliminación, argumentando que es imposible proteger a la gente todo el tiempo.

Sin embargo, en una entrevista para el canal de televisión ABC de Australia, el ministro de Pesca Norman Moore dijo: “Creo que tenemos que revisar si es que ha habido un incremento significativo en el número de tiburones blancos desde que se empezaron a proteger. Y si fuera el caso, ¿deberían seguir aún en la lista de animales protegidos?”.

El ministro sugirió a los investigadores ver la posibilidad de que este incremento esté “relacionado quizás con el aumento en el número de ballenas yendo a la costa y el número de leones marinos que están siendo protegidos y que son alimento para los tiburones blancos”.

En raras ocasiones
Los tiburones son comunes en aguas australianas, pero los ataques fatales son algo muy raro, promediando uno al año en las últimas dos décadas.

John G. West, encargado de los Archivos de Ataques de Tiburón en Australia, señaló que se ha estado ahogando un promedio de 87 personas al año en las playas del país.

“La gente debería estar más preocupada con el tema de nadar en las playas que ser víctima de un ataque de tiburón”, dijo West a la BBC.

“En los últimos 100 años han habido apenas cinco ocasiones en las que han ocurrido más de 10 ataques mortales de tiburones y ocho ocasiones donde se han producido cinco muertes en un periodo de dos años. Estos hechos en Australia Occidental en los últimos dos años son inusuales que hayan ocurrido en un solo estado”.

“Lo que se conoce es que los tiburones blancos nadan a lo largo de la costa del estado de Australia Occidental varias veces al año para alimentarse y posiblemente para aparearse”.

“Lo han venido haciendo por millones de años. El “camino” que ellos recorren los pone en contacto más cercano con la costa y en algunos casos con la gente en el agua”.

El año pasado el doctor West publicó una investigación mostrando que el número total de ataques de tiburón en Australia ha crecido alrededor de 6,5 incidentes entre 1990 y 2000 a 15 incidentes por año en la última década.

Este incremento -explica- coincide con varios factores: el incremento de la población humana, más gente visitando playas y el aumento de la popularidad de los deportes de agua. La gente también está teniendo más acceso a lugares aislados de la costa, entrando en contacto con extensas zonas donde hay tiburones.

Pero West señaló que no existen evidencias de que el incremento del número de tiburones tenga que ver con el aumento en ataques en aguas australianas.

“El incremento en los ataques de tiburón en las últimas dos décadas es consistente con las estadísticas internacionales de ataques de tiburón que suben anualmente debido a un mayor número de personas en el agua”, escribió en la publicación Marine and Freshwater Research.

Christopher Neff, quien trabaja en la Universidad de Sydney y estudia las dimensiones políticas que pueden tener los ataques de tiburón, denominó la situación que se vive en Australia Occidental como “trágica”, añadiendo: “Está teniendo lugar de forma clara una suerte de convergencia en la actividad de tiburones y humanos”.

“A mi entender, debemos reconocer que ha habido un incremento del número gente en el agua por largos períodos de tiempo haciendo más cosas y más seguido. Ahora mismo es invierno es Australia y aun es temporada de surfear”.

“Además del hecho de que en Australia Occidental puede ser más caluroso, el surfear y nadar se ha vuelto una actividad que dura todo el año debido y hay mejores trajes especiales de baño y tablas para surfear. Esto eleva el nivel de riesgo”, agrega West.

“Los tiburones blancos son en particular muy curiosos y son conocidos por investigar cualquier cosa que flota en el mar, incluidos paquetes de cigarrillos, flotadores de espuma y boyas, tablas de surf y ocasionalmente humanos. Los resultados de esta curiosidad nata puede resultar en severas y algunas veces consecuencias fatales”.

PrevenciónEn el dilema de pescar o sacrificar tiburones, el doctor Heuter es enfático: “Eliminar tiburones nunca ha sido una solución en ninguno de estos casos. La mejor opción es ver cómo trabajar con el comportamiento humano”.

Heuter dijo que lo más efectivo para las autoridades es implementar medidas como la restricción de ciertas áreas de la costa o restringir el acceso a algunas playas a determinadas horas.

Sería más prudente también evitar usar joyas relucientes que puedan causar la impresión de un banco de peces que llaman la atención de los tiburones.

El doctor Heuter recomendó a la gente que veranea en las playas de Florida que eviten nadar en el agua durante la noche o cuando se pone el sol, ya que en ese periodo de tiempo es cuando se alimentan.

Los tiburones no confían tanto en su sentido de la vista por la noche para cazar una presa y tienen menos pistas para diferenciar a una persona de una presa cualquiera.

“Entre los meses de mayo y septiembre (el verano en Florida), ir a nadar a la playa de nueve a cinco. Encontramos que hay más incidentes durante el día, porque hay mucho más gente en el agua. Pero si vas a nadar por la noche, te haces notar mucho más y el tipo de riesgo individual se eleva mucho”.

Sobre la situación en Australia Occidental, Cristopher Neff afirma que “el punto es que en Australia existen surfistas que van a correr olas todos los días a lugares remotos”.

“Yo creo que la prueba está en admitir que la playa es el entorno de la vida salvaje y nosotros asumimos este riesgo cuando nos metemos al agua”.

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