Muchos científicos creen que la mayoría de los ataques producidos por escualos a seres humanos es debido a un error de identificación. Un ejemplo serían los ataques a surfistas por parte del tiburón blanco, ya que éste los confunde con una de sus presas naturales. Un tiburón que está debajo de la superficie del agua, ve una forma ovalada con brazos y piernas saliendo de esta figura y que se mueve chapoteando torpemente. Esta forma recuerda mucho a una foca o león marino (la comida favorita del gran tiburón blanco) o a una tortuga (la comida más común de los tiburones tigre).
Los ataques de tiburón en humanos son también muy frecuentes cuando se está pescando con arpón. Los tiburones se sienten atraídos por las señales que producen los peces que están muriendo – la sangre en el agua y los impulsos eléctricos que despiden los peces cuando se agitan. Los tiburones detectan estas señales mediante un conjunto de “detectores” que está debajo de la piel del hocico del tiburón, y que se conocen como ampollas de Lorenzini. Estos elementos son realmente células sensitivas a impulsos eléctricos que se conectan a la superficie de la piel por medio de pequeños tubos. Una vez que el tiburón llega al punto donde ha detectado estos signos, su carácter se vuelve más agitado y agresivo en presencia de comida. Un tiburón hambriento y nervioso puede fácilmente confundir a un humano con una presa.
Tenemos que entender que nosotros no formamos parte de la dieta de ningún tiburón ya que no vivimos en su habitad, por lo que el 90% de los ataques son por error. En muchos de los ataques el tiburón muerde a la víctima, permanece unos segundos aprisionando la presa y luego la libera. Es muy raro que un tiburón repita el ataque en un humano y finalmente se alimente de él. El tiburón simplemente confunde al humano con algo que normalmente come. Una vez que el tiburón a probado a la víctima, se da cuenta que no es la comida que suele comer y desiste en su ataque.
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